jueves, 8 de noviembre de 2007

CAPITULO III - EL PRINCIPIO-





La decisión acertada es aquella que tomas sin dudar. . .








Miro al oscuro y gasificado cielo, mientras poco a poco me dejo llevar por el recuerdo de aquellos días, en la oscuridad del callejón por un instante pierdo la noción del tiempo y me dejo llevar una vez mas por las emociones de mi alma, ya he llegado a mi destino como tiempo atrás también lo hice, me abandono entre mis pensamientos y vuelvo a ver aquellos días donde el cielo era de un azul intenso y el sol brillaba en todo su esplendor iluminando al mundo y al principio de la primera humanidad, vuelven de nuevo las imagenes que nunca olvido. Yo que conocí el umbral de la puerta de la luz, los siete cielos, que pasee entre las nubes hasta aquel día, el día en que se nos ordeno venir al mundo y enseñar a los hombres. Un grupo de nosotros fuimos destinados a custodiar y ayudar a este planeta y velar por el ser humano; yo era uno de ellos, uno de aquellos a los que llamaron ángeles custodios.
El tiempo y la dedicacion a nuestra misión nos mezclo con los hombres y mujeres de la tierra, fue así como mi hermano llamo al planeta, Tierra, nuestra tierra donde compartiamos todas nuestras enseñanzas , la armonía ,la luz de nuestro conocimiento y nuestra libertad; fue ayi donde el hombre aun demasiado pronto aprendió a desarrollarse y crecer, fue ayi donde le fue otorgada la tecnología y el desarrollo, donde floreció la cultura y la ciudad mas grande que nunca antes ni después ha tenido la humanidad, algunos la llamaron Atlantida, otros la conocimos por el nombre de la ciudad de los sueños, alcanzo tanto conocimiento como orgullo arraigo en el hombre, que poseedor de tanto poder represento una amenaza para el universo.
Por eso y a pesar de nuestro intento de poner orden, ante la situación que se avecinaba nuevos grupos de ángeles bajaron del cielo, entre ellos los arcángeles, que dispuestos a poner orden en el universo, sentenciaron al hombre a su extinción.
Fue aquel día cuando nos revelamos, amábamos al ser humano y se nos otorgo la misión de convivir y cuidar de ellos, ángeles lucharon contra ángeles por la humanidad, en la mayor de las batallas celestiales.

Decidimos que el hombre debía ser libre de su propio destino y luchamos por el, una parte del ser humano ya estaba con nosotros, libremente nos unimos al hombre y compartimos el amor entre hombre y mujer, yo también ame a una mujer, y luche por ella, junto a mi hermano, aquel que llamaron el elegido de dios, y que fue derrotado , junto con los demás al ver que sus alas de ángel perdían la luz dorada que les otorgaba el poder celestial.

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