miércoles, 26 de marzo de 2008

CAPITULO VII - LA ILUSIÓN-



Tan solo de un brote de vida nace la esperanza que cambia los mundos, tan solo de un pequeño gesto se crea la fuerza suficiente para cambiar las mentes y despertar las conciencias.


Nuestros caminos se han unido, ahora nuestros destinos son uno hasta que el tiempo nos vuelva a separar.
Llegamos al final de la calle donde su abuelo en un antiguo almacén sigue forjando su voluntad sin rendirse, sin perder la esperanza, fracaso tras fracaso sigue intentando que una semilla germine.
Alicia lo mira con la ternura en su rostro de aquel que ama y de sus labios surgen de nuevo las palabras de la inocencia: - hola abuelo ¿ lo has conseguido esta vez?- yo tan solo miro sus caras, como, aunque decepcionado por su nuevo fracaso sus ojos brillan al ver a su sobrina y una sonrisa aparece desvaneciendo su preocupación: - Aun no, pero no me rendire, tiene que haber alguna forma para que alguna planta pueda subsistir en esta atmosfera formada por el hombre, ¿Quien és tu amigo?- sus ojos se clavan en los mios y mi mirada le muestra la vejez de mi alma, mientras Alicia le responde: - es un solitario viajero que anda un poco perdido abuelo, creo que te gustara, sabe mucho de la vida, por cierto aun no se su nombre, ¿como te llamas?- la curiosidad se desvela en sus ojos mientras esperan mis palabras, el nombre que hace tanto tiempo que nadie a oido. - me llamo Uniel- mis palabras resuenan con añoranza al pronunciarlas y recordarme una vez mas quien en verdad soy. -Encantado Uniel , yo soy Alicia y mi abuelo se llama Roberto, ahora que nos hemos presentado todos, vamos a comer un poco y después ayudaremos a mi abuelo a conseguir su tan ansiado sueño- sus palabras llenan de alegría todo lugar al que llegan, su ilusión ante esta dura vida parece crecer sin cesar como si viviera cada instante que tiene como un regalo único que la vida le da, realmente desprende vida a su alrededor contagiando todo lo que le rodea con un halo especial, llenándolo todo de esperanza.